Hotel Casona de Indias

Excelente

SENTIDO Y SENSIBILIDAD EN EL PARAISO Vistas increíbles a los Picos de Europa. Tranquilidad de una aldea perdida en el monte. Decoración exquisita en un palacete indiano. Comodidad en la habitaciones. Calor en los atardeceres, al calor de la chimenea del salón. Desayuno autentico servido en un entorno relajante. Todo esto es posible gracias a Pedro. Su profesionalidad, vocación de servicio, pero sobre todo su humildad, amabilidad y sensibilidad hace que todo fluya perfecto, y que la desconexión que buscamos al alejarnos del mundanal ruido se haga realidad. Pero además Pedro es un magnifico guía, para sacar el máximo partido a ese otro Paraíso que es Asturias, visitando parajes increíbles y comiendo en sitios con encanto. Gracias Pedro por habernos permitido vivir 4 días maravillosos.

Agradecer a Pedro el extraordinario fin de semana que pasamos, su cercanía y amabilidad son el complemento perfecto para una experiencia fantástica en un lugar precioso, nos sentimos como en casa, repetiremos seguro.

Destacar el trato personalizado de Pedro, da gusto encontrar sitios en los que te sientes como en casa, donde se hacen las cosas a fuego lento y con cariño. La Casona de Indias es un lugar acogedor completamente recomendable para desconectar y disfrutar.

Dificil de mejorar ... aunque estamos seguros que Pedro , por su conocimiento, por su caracter , y por su buen hacer ... lo conseguirá. En esa comarca Asturiana rural profunda ... un paraiso completo .

Casona situada en un paisaje maravilloso repleto de naturaleza típica asturiana. La casona súper cuidada, hasta el mínimo detalle, tratada con mimo a diario. El dueño, Pedro, más amable imposible, haciendo que tu estancia sea lo mas agradable posible, ya sea recomendando restaurantes y lugares de interés o preocupándose por tu comodidad. En general y sin irnos por las ramas una experiencia de tranquilidad maravillosa y cuidada al máximo detalle. Un 100/10 Enhorabuena!!!

Esta casa tiene alma. No es solo que sea bonita, que lo es. Es que es de esos lugares en los que uno siente refugio para el alma. Las vistas, los rincones y la calma son maravillosas. Al estar en ella, se sienten ganas de ser propietario de una casa así, donde poder vivir y volver. Si buscas estar pegado a la costa no es tu elección porque la carretera es (bonita) lenta, pero para nosotros ha merecido totalmente la pena "refugiarse" allí después del largo día. Igual que empezarlo, despertarnos en esa bonita habitación con las vistas maravillosas y el desayuno esperándonos. Y Pedro es como la casa, un hombre acogedor y tranquilo que inspira calma y confianza. De esas personas que se ve que tienen un carácter generoso. Te cuida sin alardes, pero con todo el esmero y buen gusto.

Una estancia muy agradable, y tranquila. En cuanto a la casa, es un lugar acogedor, con todo detalle, las vistas son fantásticas. La limpieza y el buen trato está en todo momento presente. El desayuno es muy completo y con productos típicos de la zona. En cuanto a Pedro, el dueño, nos ha hecho sentirnos como en casa, cada día nos aconsejaba lugares que visitar y sitios donde comer y cenar, un buen guía, sin lugar a dudas! La ubicación es buena. Volveremos!

Vacaciones inolvidables en este lugar donde la tranquilidad, la naturaleza y el exquisito trato de Pedro fueron protagonistas. MUY RECOMENDABLE y sin duda repetiremos en cuanto podamos. Un lugar ideal para desconectar. La decoración al detalle de cada rincón, la limpieza y el mimo con el que hemos sido recibidos y tratados, hacen de este un lugar de ensueño. A destacar los desayunos con pan de masa madre, mantequilla de verdad, mermeladas de productos de la zona, ese zumito de naranja… y la delicadeza y amabilidad en el servicio. ¡Solo podemos dar las gracias por todo!

Una casa perfectamente acondicionada en un lugar idílico para disfrutar de la naturaleza, las montañas y el silencio. Pedro consigue que te sientas en tu casa , intentaremos volver.