ELLA DIJO SÍ /
Mientras ella decía sí, la cara de él volvía a proyectar una expresión de felicidad infinita y emoción, con unos ojos vidriosos que parecían anunciar tormenta. Nada había sido fácil y menos llegar a ese momento. Durante unos escasos minutos que se hicieron eternos, su memoria comenzó a mostrarle recuerdos que se agolpaban para recordarle que todo lo conseguido no era fruto de la casualidad. Esa casa, ahora hotel, se había convertido en su refugio, el marco perfecto desde donde soñar un futuro.
Todo sucedió en un instante y el aire fresco de los jardines les devolvió al protagonismo del que tanto rehuían. De la mano recorrieron el exterior con infinitos corredores donde el romanticismo convive con esbeltas palmeras y el aroma de los frutales. Se detuvieron, se miraron y con el marco inigualable del palacete italiano como fondo, se volvieron a besar.